EL JUEGO
El juego es en sí una
actividad placentera, en la que todo niño admira. En cuanto a los juegos libres es cuando el individuo juega como se le vaya
ocurriendo sin marcarse reglas. Podemos decir que es importante que
el/la niño/a examine los juegos por voluntad propia para desarrollar la
autonomía, el aprendizaje y sus habilidades
sociales y emocionales, a la hora de trabajar, tomando sus propias
decisiones y sin la ayuda de los padres, educadores, etc.
Pero esto no quiere decir
que los padres y educadores no colaboren si los niños necesitan alguna que otra
ayuda, es importante la observación de ambos. El único inconveniente de los
juegos libres es que en los niños tienen la intención de repetir el mismo juego
que han realizado, no existe organización por parte de ellos, etc.
En los juegos orientados,
se basan en la intervención del educador para guiar, opinar, aconsejar, hacer
preguntas sobre lo que hacen, ayudar, etc. Se establecen un vínculo afectivo
entre el educador y los niños/as.
Por último, en los juegos dirigidos, son
aquellos juegos en los que los educadores aportan unas normas en la que desean
que los niños cumplan para alcanzar una serie de objetivos como por ejemplo si
el educador establece reglas y el niño no las cumple es importante la
corrección y eliminación de defectos, el educador debe ser justo en los
resultados de los niños, debe existir un control del educador hacia los niños,
etc.
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Personalmente, pienso que
los juegos más adecuados son los juegos libres, en los que los niños pueden
interactuar y organizar las actividades de manera individual, se integra, etc.
Únicamente el educador o los padres deben estar presente para que todo quede
ordenado y recogido.